En la serie de TV ‘Merlí’ (producida por el canal TV3, en Barcelona – (Catalunya), sobre un profesor de filosofía del mismo nombre que alienta a los estudiantes a pensar libremente utilizando métodos poco ortodoxos; por cierto, muy recomendada y pueden verla en Netflix), vi un cartel anunciando una estancia vacacional en un lugar paradisíaco.
Pegada sobre el cartel, una nota fosforescente decía: ‘FELICIDAD NO INCLUIDA’.
Efectivamente, a veces nos creemos que ciertas distracciones, fuera de la zona de nuestro confort, llevan asociadas de forma implícita la felicidad. Y las anhelamos, las compramos, las saboreamos, las gozamos, las mostramos a nuestros parientes y amigos en FaceBook; y más adelante las volvemos a desear aún con más intensidad, si cabe.
Ciertamente, nadie nos avisó que la felicidad no iba incluida en el precio, ni en el producto, ni en los servicios, ni, tan siquiera, en el lugar. ¡Qué lástima!
Porque la felicidad nace en ti.
Se origina en tu interior cuando empiezas a dedicar tiempo a escucharte.