“No me doy cuenta de la gran cantidad de tiempo que dedico a asuntos sin importancia.
Tampoco me doy cuenta del poco tiempo que comparto con mis colaboradores.
Ni tan sólo me doy cuenta de la larga lista de personas que están esperando que les conteste un mensaje o a una petición de reunión que me hicieron hace ya algunas semanas”.
¿Tan difícil es darse cuenta de estas mejorables conductas y comportamientos?
Efectivamente, en muchos casos no nos damos cuenta que debemos estar más atentos, más receptivos; incluso en un cierto estado de alerta, con todos y cada uno de nuestros sentidos.
“¿Por qué no me doy cuenta de esta imperiosa necesidad?
¿Será mi actitud la que provoca esta falta de atención?”
Sea cual sea nuestra actividad siempre nos vemos obligados a relacionarnos unos con otros. Y, como seres humanos, nuestras relaciones son las que señalan nuestro éxito a largo plazo. Son señales y signos que, si no les prestamos la debida atención, nos hunden en el pozo de la desconfianza, la inseguridad y la indecisión.
La mejor manera de convertirse en un excelente colaborador y un gran líder, es estar atento. ‘Darse cuenta’ de lo que requieren los demás, es algo fundamental en nuestra organización.
En relaciones humanas, el ‘darse cuenta’ te conduce al ‘hacer realidad’, y con ello, a cumplir tus pendientes, a comprender a tus colaboradores y a conseguir tus objetivos.
El ‘estar atento’ también requiere esfuerzo porque es algo estratégico para la organización. Una aspiración de todos y cada uno de sus integrantes.