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Foto del escritorCarles Sorita

La ‘nueva normalidad’ la crea el verdadero líder



¡Que no te engañen!


En mi opinión, la llamada ‘nueva normalidad’ se asemeja más a una producción futurista de Hollywood que a una definición de lo que estamos viviendo. Incluso un eslogan electoral estaría más cerca del objetivo perseguido por su creador, si es que hay alguien.



Es cierto que vivimos en una nueva etapa, donde las prioridades sanitarias prevalecen sobre otras necesidades individuales y sociales, pero no creo que sea una fase de normalidad. Ojalá todo vuelva a ser normal algún día – de hecho, no recuerdo cuando lo fue por última vez -.


Personalmente, percibo tanta anormalidad como antes de la pandemia. Sigo con tremendas ganas de cambiar y mejorar muchas cosas del mundo preCovid19 que no me gustaban, justamente aquellas a las que, como seres humanos, no dedicamos suficiente esfuerzo colectivo.


Creo que es al revés. Debemos ser nosotros quienes hemos de tomar postura y crear esta nueva etapa que ya está emergiendo en nuestras vidas. Y, como siempre, los líderes deben dar ejemplo y ser los primeros en ponerse a trabajar al servicio de la comunidad.


Es, sin duda alguna, una nueva función del líder. El verdadero líder es quien diseña el futuro de la nueva realidad en lugar de limitarse a reaccionar ante ella, antes que sea demasiado tarde.


Un diseñador espiritual


Ante cualquier periodo de crisis con tensión emocional, como lo es éste, el dominio y la destreza de un líder requieren de crecimiento espiritual. La espiritualidad, expresada en forma de disciplina y sacrificio, nos empuja a abordar nuestros propósitos y a ver la vida como una tarea creativa, con una visión innovadora y no reactiva.


Reaccionar y adaptarse no es lo único que esperamos de un líder. Eso lo haremos todos, líderes y seguidores. Unos antes, otros más tarde y algunos, desafortunadamente, nunca lo harán.


El mundo necesita de más líderes que diseñen, y menos que dirijan y fijen el rumbo. De esos últimos ya hay muchos y sus resultados no son los que esperábamos. Ciertamente, la nueva función del líder ante una situación incierta como la que estamos viviendo es la de realizar continuamente bocetos y proyectos de su visión personal, sobre quien es él y cuál es su misión en esta vida.


Mientras las organizaciones sólo busquen líderes que dirijan, tomen decisiones y fijen el rumbo, les será difícil evolucionar en tiempos difíciles y tendrán continuas turbulencias en sus objetivos. Los colectivos innovadores e inteligentes exigen, hoy más que nunca, líderes con una nueva perspectiva del liderazgo. Un liderazgo más ligado al diseño, al aprendizaje y al servicio que, al meramente operativo, donde la espiritualidad, juega un papel elemental en una nueva etapa con más ansiedad y tensión emocional.


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