En tiempos de crisis económicas, elegir qué y dónde comprar, es algo esencial. Sobre todo, cuando adquirimos alimentos.
Buscamos seguir comiendo sano, ahorrar dinero y no abandonar la calidad. Algo que ya es complicado de por sí, más aún cuando realizamos compras a distancia, quizá obligados por una crisis sanitaria como la actual.
Tan habitual como comprar comida, elegir y decidir son procesos que requieren de atención, sobre todo cuando anda en juego la ética; es la, a veces difícil elección, entre lo que nos ordena nuestro ego y lo que nos dice la consciencia.
Por supuesto, reconozco que la ego-tienda está cerca, y el mercado de la consciencia, bastante lejos. Aún así vale la pena visitarlo de vez en cuando, encontrarás los ‘productos’ de la canasta básica de alimentos de un líder ético, ricos en actitudes y valores.
En el ambiente profesional, demasiadas veces, se recurre a la ego-tienda, justificando la excesiva carga de trabajo o la falta de tiempo. Algunos ejecutivos son adictos y buscan productos que benefician a ellos mismos o a la organización. No se sienten atraídos por los artículos que venden en el mercado, quizá por falta de interés o desconocimiento de sus frutos a medio y largo plazo.
El líder ético y eficiente, sí va al mercado de la consciencia. Elige y decide que comprar sin tener en cuenta su interés personal y prioriza poner en la canasta productos para todos.
En realidad, está demostrado que cuando los líderes toman decisiones justas sobre cómo piensan y actúan sus colaboradores, crean valor y, por consiguiente, organizaciones más éticas en su conjunto. Se inicia entonces el efecto espejo, donde cada líder multiplica el bien que hace al alentar a otros a ser mejores.
Me refiero a un líder más humano. Un líder que acepta ser vulnerable, y que comparte ansiedades e inseguridades. Un ser que duda como todos, en su interior y delante de los demás. Alguien que da prioridad a ser mejor en lugar de ser el mejor.
Juntos podemos hacer nuestro mejor esfuerzo para ser mejores. Sólo así, seremos de los mejores.
Rebélate contra tu ego-tienda y elige el mercado de la consciencia, tiene algo mucho más saludable que ofrecerte.
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